Son un procedimiento de rejuvenecimiento facial no quirúrgico que implica la inserción de hilos en la piel para tensar y elevar áreas específicas del rostro. Existen diferentes tipos de hilos: monofilamentos, multifilamentos, lisos y espiculados; se utilizan dependiendo de la calidad de la piel y el grado de flacidez en el rostro. Se insertan bajo la piel con una aguja fina que no requiere cirugía ni incisiones, por lo que tampoco hay cicatrices ni la necesidad de hacer suturas.
Algunos de los beneficios de los hilos tensores son:
Reafirmación de la piel: mejoran la flacidez y proporcionan un efecto de elevación en áreas como las cejas, mejillas, cuello.
Resultados visibles de inmediato y, a medida que se produce colágeno alrededor de los hilos, los resultados mejoran con el tiempo.
Mejora en la apariencia de las líneas de expresión y arrugas.
Estimulación de la producción de colágeno, lo que contribuye a una piel más firme y tersa a largo plazo.
Mínimo tiempo de recuperación.
Durabilidad: los resultados pueden durar de 1 a 2 años.